Invocando a las musarañas

Antes de rizar al pez de los cabellos más largos, me detuve a soñar con la hermosura de aquella cucaracha. Sus antenas pegajosas habían impedido que saltase desde lo alto del túnel hacia las fauces de un lemúrido de uñas planas.

¡Es hora de continuar! -gritó el pez. Pero quien les cuenta había olvidado su oficio. Ya no sabía peinar. Ni hacer nada de nada.

Salté de nube en nube, hasta alejarme del caimán que flota sobre el caparazón azul de una vieja tortuga con barbas. Intenté tocar una de esas lucecitas, pero alguien me detuvo. Tal vez fue el que colecciona estrellas. No deja a nadie ensuciarlas.

Entonces desperté. Sólo para atender al dichoso pez que no deja de refunfuñar.

3 notas:

alejandro dijo...

Ayer la marquesina del castillo de colores no me dejó dormir. Cuando me acerqué vi que había una princesa azul que pedía a la nutria una chambelona de almendra. Pero la golosina estaba en el fondo del foso del centro del laberinto encerrado en la boca del caiman que flota sobre el caparazon azul de la vieja tortuga con barbas.
Cuando iba a buscarla vi a Zorph pasar saltando de nube en nube. Traté de gritarle pero Doppler no me dejó -Cállate -me dijo- ¿no ves que si gritas la reina de corazones te puede cortar la cabeza? Justo ahí la isla se empezó a desinflar, las cartas de la baraja desaparecieron y me quedé yo solo flotando en el mar.

Alejandro Cuba Ruiz dijo...

Ufff, me he divertido cantidad con esto. Gracias Ale, por escribir uno de esos comentarios que superan al post con creces.

alejandro dijo...

jajaja,
para nada.
Tu post esta genial.
El mio es un remedo, es como un jueguito.
Ademas, el final a grosso modo está sacado del libro "El Misterio del Solitario".