Desde el empíreo

¡Que las divinidades sean loadas en excelsitud por los mortales!

Recemos en serio. Porque el mecanografiado de ADN es arduo: presionas la tecla equivocada y el pergamino de especies se enrolla por el borde menos esperado.

Rescatemos el hábito. Pues de las procariotas surgen la baba verde, organismos complejos y los primeros vertebrados. Un meteorito lo reinicia todo para que descendientes de un fragmento infinito de monos vengan a cuestionarlo a Uno. A Dios. Al eternamente inmóvil. Al más viejo que la suma de todos los santos.

Que "el ADN no existe". Que "(...) si la reducción a sólo tres dimensiones del código fuente puede dar al traste con la reversibilidad de los tramos ya compilados". Es más... ustedes no existen. Me descubrirán cuando no tenga ganas de transferirlos uno a uno hacia el más alto de los cielos, donde la presencia física se proyecta en puro código cuaternario.