Inmortalidad cuántica

El gato intenta seducir al sensor de rotación subatómico.

Si la partícula gira en sentido horario, el calibre de un casquillo de plomo volará mi cabeza. De lo contrario, ganaré algún tiempo de vida.

El gato ronronea. Cada oportunidad debe dividir el universo en dos partes. Afortunadamente, el destino me aleja del placer felino de ver morir a su clásico espectador.

En fin, o algunas interpretaciones de la mecánica cuántica son correctas o el revólver tendrá que ser reemplazado.